14.11.11

Supera ese recuerdo, ausencia.

Como símbolo innecesario de la fatalidad dramatizada,  le pesaba la sábana color mala suerte que cubría hasta su último respiro. Hacía ya varias docenas de horas que había dejado de mirar al cielo; no era que se le hubiera escondido la curiosidad entre las piernas, nada más no quería atraer al destino con los ojos. Qué tal que le caía encima justo ese día que no tenía intención de batallar con lo que ya estaba dicho. Justo ese día que quería decirle a la nada lo mucho que la hacía sonreír la tonadita de la canción conocida por pocos. Eso y el rebotar de sus dedos cuando pasaba jugando por el barandal de tu casa. Eso y el crujir del pasto cuando se acostaban juntos a darle de comer utopías al mundo.


—Dame de eso que  anhelas.
—No, porque se pasa de amargo y te va a doler bajo las uñas.

No sabe en qué almohada te acuestas ahora, a olvidar por la mañana lo que sueñas a tres colores. Ni tiene ánimo de enterarse del número de fresas que has dejado sin comer por salir tarde hacia el trabajo. Sólo quiere que alucines por su culpa, que te moleste la mueca que le dedica al cabello sobre su cara, y recuerdes con los ojos abiertos el lunar sobre su hombro que nunca te cansabas de besar.

Quién sabe de qué color sea la mala suerte, pero si miro al cielo, el azul clarito me va a decir que no vas a regresar. Y eso ya lo sabía.

28.4.11

Punzante

Creo que ayer pise al onceavo mes a la orilla de mi cama, con las luces apagadas. Mi pie derecho se quemó con el frío de una textura incómoda y una silueta hiriente con cicatrices en los bordes se dejaba adivinar con el rayito de noche entre la ventana... Todo ello una sensación que urgía la llegada de un diciembre por la boca, y por qué no, los siguientes doce por favor.

Pero el atrevimiento de mis manos las pusieron al alcance de palpar sonrisas, parques, noches, la mesa del fondo, canciones, caminatas, sillones, entradas, calores, colores, ojos entrecerrados, dramas reales y ficticios, escalones, música en vivo, palabras innecesarias, destinos que juegan, electricidad en los dedos, fuego en sus vidas.

Las manos que tomaste, que besaste, que soltamos... están por la mañana llenas de ceniza, sedientas de viento y de futuro; sin cicatrices, sin incomodidad, sin heridas... sin rencor, sin querer matar, sin poder morir.
Ahora ambas salen por la ventana para extenderse y gozar de lo que se lleva abril, para abordarte con un recuerdo y que mi cinismo responda a los deseos de tu sádico inconsciente.

Y a pesar de todo, queda claro que yo más, punto.

Sácame de tu corazón y no me lleves a la cama

Entre un día y el otro jugó a recordarlo, a cerrar con seguro y regalarle una mueca conocida.

Mosaico, cristal, rasguña lo que puedas.

Entre su edad y jugar al blackjack, no pudo sentirle más cerca, y quería y no quería, y quería y se acordó, y la llamó como quiso pero no por su nombre.

Entre que sí y que no, él ya no escribía, no había pudor, ni verdad... ni amor.

Me da pena, penita pena, pero ya no me sorprendes, ternurita.

19.4.11

Martes

Mi respiración va a destiempo con la melodía del medio día... O es el ánimo, o es el ocio, o eres tú...

17.4.11

Diazepam...

No pude poner en palabras mi miedo antiguo al rugir ocasional del cielo, porque en mente sólo tengo la sonrisa de tus ojos que volvería a ver al iniciar algún mañana…

Alguno cualquiera, pero que sea…

16.4.11

Vivir...

Tratar de vivir. Tratar de dar decenas de pasos hacia un mundo esperado, hacia un mundo planeado. Tratar de resolver a cada segundo y a cada instante el grado de incertidumbre que encierra la cotidianeidad. Tratar de respirar tanto el aire estancado como el que fluye libre, desde el último rincón de la inmensidad hasta los pulmones, arrastrando con él las impurezas de todo lo que no es capaz de absorberlo. Tratar de no escuchar las risas, los juegos y los cantos, para escuchar el Yo interior, lo que me dicta mi adulta e ingenua conciencia. Mi conciencia que sólo sirve para suponer, para perderme de eventos que cambiarían el curso de mis días. Vivir o ser vivido, como una dicotomía entre nadar o flotar, entre caminar o dejarse llevar. 


Ahora no sonrío, porque el lado más hipócrita de mi alma se quedó dormido por tiempo indefinido.

Texto de J.M.R.H

7.4.11

Flor a luz de piel...

Me hacen suyas las ansias de volverte a ver...

Como suya me hace una luz que ilumina el punto exacto que he elegido para sentarme a admirar una fachada antigua... como suya me hace la naturaleza en diminutivo que poco a poco tapiza el abril bajo mis zapatos, con un color que nos sonríe.

2.3.11

Hacerle el amor a tu mejilla…

Besar tu cuello, morder tus dedos. 
Curiosear en tu cabello, 
besarte hasta el desgaste.
Sentirte, invitarte, atenderte, manejarte.

Prestarte su cintura, 
regalarte su boca entrecerrada.

Abrazarte con su vientre.
seducirte con sus ojos.

Permitirte su cadera danzante, incesante...
mientras sus muslos te arrebatan un suspiro.


Poseerte en nostalgia apasionada,
que se disipa al desquitarse con tu espalda.

Perder el miedo, ganar el juego.
O sonreír sin más por el deleite de tu regreso,
avivando, al respirar tu esencia desde sus yemas,
el deseo innegable de no partir después de cada último beso.

Bienaventurado culpable es el aroma inesperado
de una caricia inocente y fortuita… 
uno que recuerdo, porque aún lo siente consigo.

21.1.11

Caution, the floor's wet in here... been crying...

La soledad lastimaba sus oídos como los ojos del sol al verlos de frente; sus pies demandaban suelo, realidad, acción y despedida;  sus hombros gritaban la necesidad de algo tan concreto como una palabra de aliento. Su cabeza no daba vueltas, bueno hubiese sido, se quedó donde él mismo se dejó, asfixiado por la oscura sábana de resignación y aún así, de esperanza auto infundida. Niebla, difuso, gris, oscuro… negro…
No contaba ni con la certeza de que la sensación de sus manos sobre sus rodillas fuese real… ¿cómo saberlo si no conocía la ubicación del apagador que requería hacer exactamente lo contrario? Mucho menos se iba a atrever a buscarlo, permaneció en la nada, inmóvil, con los pies suspendidos bajo el asiento simbólico donde se había decidido esperar la  cura de una ausencia inminente.

Minutos… borrascas de conciencia que empezaron a despeinar  su plan del mártir perfecto. Preguntábase una y otra vez qué era aquello que le faltaba, ¿de qué debía sanarse?, ¿de quién debía desprenderse? Los estragos de ti eran evidentes, eran crueles los recuerdos,  tan desalmados como escuchar que la intensidad del amor es tal, que no se puede con ella y por lo mismo… la distancia. Buscó a voluntad el vacío que lo mantenía inerte bajo ese manto de abatimiento y  logró, después de los imperiosos golpes de negación, asimilación y aceptación, encontrar la razón. Y no eras tú. Para nada tú.
El saberse culpable de la deserción de su propia felicidad le permitió notar por primera vez la singularidad de su piel. Era demasiado lo que había pretendido jamás perdonarse y era tanto el sufrir de pensar en sí mismo, que su cuerpo había optado por hacer de los desperfectos algo palpable: capas y capas de estigmas sobre su dermis y ya no bajo ella, para que de sólo tocarse se reconociera como una criatura insulsa.

Ese día, el día de la razón, se atrevió a experimentar la caída libre figurada que había temido y decidido evitar: despegó las manos de las rodillas, dejando atrás la negación a moverse por miedo a que todo se lo llevara el carajo y desgarrando de tajo el velo cegador de su supuesta mala fortuna. A mordidas y rasguños en forma de llanto fue deshaciéndose de cada uno de sus “yo” que lo enfermaban: dañinos, tuyos, necios, exagerados… verdugos de su sonrisa más sincera, la que apenas reconocía como suya…
La que recupera cuanto más cerca se encuentra de piso firme, donde lo real es hermoso, por ser real en sí… donde él es una persona maravillosamente imperfecta con virtudes incontables y errores no tan obvios, y donde  las despedidas son la magia que le precede a una nueva aventura.

17.1.11

Luna, no me abandones más...

Contigo,para ti, por ti, desde nunca… porque si se trata de ti no debe ser un laberinto de sintaxis que debas caminar dos veces, a menos que sea a placer; pero simplemente debo decir lo que siento… que como todo en mi vida es más que simple, menos que complejo, todo al mismo tiempo…
Una maravilla, un deleite... tenerte de frente, verte, observarte, entrar, encontrar, poseer, no soltar… salir… y tenerte aún.
Un apetito de libertad hacia lo desconocido, una avidez de lograr lo que me ha sido imposible, un motivo, tu sonrisa, ¡ah! ¡tu mirada!... tu léxico invariable y encantador, tus expresiones que irradian frescura… tu voz a todas horas, pero más desde tus abrazos… últimos, únicos, interminables.

Por lo fastuoso del asunto me desgarra la imagen de la no pertenencia, la confesión que llega a casa sin ser esperada… hecatombe interna… y desde entonces, onanismo del corazón que se alimenta del amor común, del que nadie busca, del que recibe quejas y rechazos y alas que nunca vuelan, el amor con errores, el amor caótico, el amor al que le urgen diferencias irremediables para alimentar a los amantes, para hacerlos el complemento perfecto, el amor que yo quiero…

¿Quién diría…?

No conozco la calle, esa calle que siempre me lleva a ese sitio al que quiero llegar, pero sé que existe… escribiste las coordenadas al reverso de tu sello personal, con tu presencia:  tu melodía, tu vida a relatos, tu risas a ratos, tu capacidad de asombro, la auntenticidad del sentir, la experiencia inigualable de tu esencia, la sensibilidad que me descubro hacia las palabras ya conocidas, pero ajenas hasta que tú estás, la distancia que se guarda, el deseo que se calla y se niega cual secreto a voces… con todo y con poco, porque es poco el nosotros…  pero es suficiente…

¿Es suficiente?

Dime tú… pues bastante, por ahora, es pensar en los inconvenientes beneficios del sentimiento prohibido, y en la sonrisa infalible de mi corazón que tal vez nunca esté conforme con la sola idea del amor imperfecto, ese que vehementemente quiero para mí.


Era de noche y las estrellas enmarcaban uno de los más sublimes milagros del firmamento, ahí estaba ella que no lo creía… y ahí estaba él… que ya la quería.

15.1.11

Merde

Todo pasa por una buena razón. Todo pasa por una buena razón. Todo pasa por una buena razón. Todo pasa por una buena razón. Todo pasa por una buena razón. Todo pasa por una buena razón. Todo pasa por una buena razón... Todo pasa por una buena razón.          ...Te juro que sí...               Todo pasa por una buena razón.      ... Te juro que sí...           Todo pasa por una buena razón. Todo pasa por una buena razón. Todo pasa por una buena razón.... Todo pasa por una buena razón.... Todo pasa por una buena razón. Todo pasa por una buena razón. Todo pasa por una buena razón. Todo pasa por una buena razón.                                                 Todo pasa por una buena razón. Todo pasa por una buena razón.             Te juro que sí...             Todo pasa por una buena razón.... Todo pasa por una buena razón. Todo pasa por una buena razón. Todo pasa por una buena razón.... Todo pasa por una buena razón. Todo pasa por una buena razón. Todo pasa por una buena razón. Todo pasa por una buena razón. Todo pasa...

Respira y confía...

4.1.11

Te niego. Te niego

Días como hoy son los que me hacen la voluble, irracional y detestable persona de la que no quieres ni acordarte. Días en los que quisiera con toda mi voz en los ojos decirte que no te extraño, que no te recuerdo y que no te quiero.
Pero mis ojos no saben gritar otra cosa, porque mis ojos no saben mentir. Qué lío.

3.1.11

Dos, Nada, Uno y Otro

Tengo dos grandes sueños para cumplir en un plazo menor a 400 días, ni una sola intención de vivir libre de pecado, una gran confianza en lo que conozco de mí y de ti y de ella, y la más sincera de mis sonrisas, para ti, para ellos, para mi niña de antes. 
Sonriendo me conociste, llorando me fui a encontrar, pero he aprendido a dejar escapar las lágrimas hacia mi interior y otras veces no tan adentro, con la irrefutable seguridad de que a comparación de lo que escucho todo el tiempo... llorar no me hace más débil de lo que ya soy (que si soy débil, lo acepto y me encanta), pero tampoco me convierte en un ser excepcional (si lo soy no será por esa razón)... sólo me da permiso de ser, de aferrarme al sentimiento el lapso suficiente, saborearlo, hacerlo mío, sentirlo de Ella y dejarlo ir. 

Y que venga el siguiente, porque me define el drama y de vez en cuando la inmadurez que eventualmente me va a abandonar, pero más que nada la autenticidad de mis maneras, la simplicidad de mis argumentos, la hostil honestidad en mis palabras, la delicia del llanto a solas y la profundidad de las miradas que te regalo, espejo... mientras te sonrío de a poquitos hasta que sonrías tú.

Te juro que no tengo los ojos del mismo color.