Tratar de vivir. Tratar de dar decenas de pasos hacia un mundo esperado, hacia un mundo planeado. Tratar de resolver a cada segundo y a cada instante el grado de incertidumbre que encierra la cotidianeidad. Tratar de respirar tanto el aire estancado como el que fluye libre, desde el último rincón de la inmensidad hasta los pulmones, arrastrando con él las impurezas de todo lo que no es capaz de absorberlo. Tratar de no escuchar las risas, los juegos y los cantos, para escuchar el Yo interior, lo que me dicta mi adulta e ingenua conciencia. Mi conciencia que sólo sirve para suponer, para perderme de eventos que cambiarían el curso de mis días. Vivir o ser vivido, como una dicotomía entre nadar o flotar, entre caminar o dejarse llevar.
Ahora no sonrío, porque el lado más hipócrita de mi alma se quedó dormido por tiempo indefinido.
Ahora no sonrío, porque el lado más hipócrita de mi alma se quedó dormido por tiempo indefinido.
Texto de J.M.R.H