30.12.10

Poor little misundertood baby, no one likes a sad face...

Ni eras tan maldito como ella te calificaba, ni era tan víctima como se quería sentir. La cosa era quejarse, sentir que ella nunca de los nuncas tuvo la culpa. Igual y yo tengo razón, no sabe aceptar cuando el error es suyo, y el más próximo debe ser el castigado. Pobre de ti.
Why can't you just hold me? Pensaba ella... siempre clamando tu atención sin darse cuenta de cuán suya era... siempre queriendo presumir a todos lo mucho que no le pertenecías, o sí. Siempre carcomiendo su sentimiento de ti asuring herself you didn't matter... pero deseando que así fuera, que tu simple sonrisa le fuera suficientemente complaciente a su idea del amor no correspondido que todo lo da, yeah right.
Like to see me broken? Ni una vez, pero así lograba sentirse segura en su necedad, pensando cuánto disfrutabas sabiendo que detestaba la lejanía, la sana ausencia, el amor sin aprensiones, con aprehensiones positivas posteriores, así lograba comprender tu manera de quererla, aunque se empeñarara en odiarla.

Me encontré recapitulando los momentos del entonces. No me arrepentía, ya estaba hecho y los años habían dejado sublimes estragos de lo que nunca se hizo, late enough como para traer razones o buenas excusas al ahora.
 I can't remember life without him, I think I did have good days. Necia incauta, pobrecita de mí. Trato de reconfortar mis decisiones con el recuerdo de alguno de esos y en ocasiones prefiero aceptar que aquellos de los que él tomó parte fueron los más. Que si los tuve... que si los dejé ir, que si los extraño, que si me hubiera ahorrado ciertas lágrimas lacerantes de haberme enamorado de tu manera de quererme.  

And if I didn't love you, you would know... Y ella pensaba que sabía. Ella pensó... ella pensó...

27.12.10

Despertar

¿Sabes qué es lo que más duele? leer la indiferencia... pero eso me gano, por dormir de más y sin avisar, por no acudir a tu llamado, por no prestar atención en el momento preciso en que expresas tus ganas de mí y por no atinarle o atinarle a la perfección al instante en que decides juntar las dos palabras que te hacían falta.

Carajo, que no eres tú, que no es contigo, que me dedico a mí y a todo al mismo tiempo, pero repetirlo ya suena a excusa, barata y pendeja, al fin excusa...

Tus palabras me carcomen el cursi rayito de felicidad que me propinó un cierto recuerdo de ti hace un suspiro o más. Uno bonito, uno sencillo, uno nuestro... me decidí a compartírtelo en este mismo instante, ¿y con qué me encuentro? con una catarsis que no esperaba... la daga, el arte, las dos, la vida sin mí, la vida de ti...  ¡qué lío!

Pero está bien ¿no?, debería alegrarme, era lo que buscabas, a pesar de eso de lo que aún careces quiero pensar que en efecto, te sientes mejor... así que yo... ¿en qué posición debería encontrarme? ¿soy de ti? ¿soy contigo? ¿soy otra? ¿soy nada?... ¡A! quiero gritar, gritarte, que sepas cuánto siento, qué sepas qué es y en qué se convierte... que entiendas quien soy o corrobores que no soy más que una mala persona, que me odies y me ames, y no te alejes y me abraces, y me llores y me hagas llorar como ya me hace falta, y me comas con tu iris tan dentro del labio que me muerdo y me digas lo hermosa que soy y lo mal que te hago...

Duele no inspirarte, no escucharte, ahora duele el silencio que antes contemplaba, ahora duele las palabras que ya no te nacen, duele no engatusarte con mi ternura... duele no ser Ella... o precisamente serlo...

Me siento culpable, o tal vez no... pero me duele, once and again...

20.12.10

Tabla rasa

Te extrañé, tal vez por la mera realidad de tenerte lejos… pues bien sabemos que no soy de ti todo el tiempo en lo físico, ni tú de mí de manera tangible, pero saberte a distancia tal, me incomoda in a bad way.
Quiero explorar contigo, conocer, descubrir, indagar. No sé del mundo tanto como creo y no ignoras tú al grado que alegas. Así que no reniegues… ven, por mí y por Ella, que todavía no la mato. Llévame a la música y lléname de ella, quiero sentirte aprendiendo a sentirla, quiero entenderte, quiero mirarte, encantarme atestiguando tu pasión y apasionándome tomándote de la mano… Derribando la pared, o atravesándola, o saltándola, o continuando cautiva tras ella... pero contigo.
No soy de ti todo el tiempo en lo físico, ni tú de mí de manera tangible… pero estuve a tu lado, lo estuve y lo estoy, dándote cada vez que puedo motivos suficientes para que me reniegues con los ojos, regalándote mi sonrisa entre palabras que no escuchas, sonrisa que no puede evitar la tuya, recordándote que te quiero tanto, recordándome tu mirada cuando lo dices tú… durmiéndome con la idea de ti otra vez, con la idea de la próxima canción que lo dirá todo mientras anhelo que a tu regreso, despeguemos los pies del suelo.

16.12.10

Del reintegro

Hablemos del fastuoso momento en que permitiste (para tu desdicha) que tu rostro se reflejara en el charco de agua clara…
Pálida como siempre, y como siempre sin peinar, ¿tan largo está ya? Bueno, no fue mi idea pero se ve bien, ¿es el agua o tus ojos brillan por sí solos?… Carajo, qué ganas de jugar tu imagen con mis pies para que no me abrume tu nitidez… ¡No hagas caras! A ver, sonríe, así… ay, pero si eres la mismita, sólo que menos desgraciada, mucho menos desgraciada.
Overwhelming huh? Nunca pensé escucharte decir eso, querida. Tú siempre tan entera, tan nada me sorprende, tan nada me hace caer. Y ahora resulta que verme mejor lacera profundamente tu máscara de plenitud… ya no necesito más de tus sigilosas mentiras, pretenciosa absurda, hasta me gustaría decir que ya no necesito de ti en absoluto, ni para levantarme, ni para seguir ni para nada, lo siento,
hipócrita…
juro que siempre quise dejarte ganar, pensando que era más sencillo pretender que regresar a la cama donde me quedé esperando, donde te debí dejar... y recoger por el camino las boronas de mí que me obligaste a soltar. ¿Qué? ¿debe venir conmigo? Ya los oíste, eso sí lo siento, para que veas, pero pásate de este lado querida, por nada del mundo te vuelvo a encomendar el timón de mi destino.


…y recoger las boronas, qué ironía. Tú no me incitaste el cómo, fui yo la que debí  pensar en lo difícil del después, antes de jugarla tanto entre mis dedos para dejarlas caer… Pero en eso estoy, aprendizaje en el camino… reeducación de mi complemento, tú.

15.12.10

Quetzal

¿Alguna vez has contemplado cada uno de tus segundos sin poder explicarte en cuál de ellos sentiste que dejabas de tocar el suelo? Y todo por encontrarte con los ojos que te hacen despedirte de la vida como la conoces… Así llegaste, cautivador impremeditado. Le regalaste tu tiempo, le compartiste tu espacio, se robó tus noches sin queja consecuente y te regaló mis horas todas, con la arrogante esperanza de que no se terminara; no ese día, no alguno.
Y  fueron medrosas las sonrisas que le dabas cuando te sorprendía mirándola, era cuidadosa la caricia y cándido pero intenso el placer de sentir tu cuerpo tan cerca, tan suyo. Eran infinitos los minutos que se confesaban sin la intención y con la reacción de enamorarse más. Eran sublimes tus besos, varios, juntos, distintos, todos… Y rozar tu mano, jugar con tu cabello, despertar con tu voz, era la auténtica felicidad… como ninguna otra, como ningún otro.
Y luego…
Poco a poco…
Tú…
¿Qué le hiciste a mis ojos? ¿Dónde está la magia? ¿No pudiste soportar verlo feliz a mi lado… pleno? ¿No fuiste capaz de aceptar que alguien como yo podía sobre alguien como Ella, para bien de los tres? ¿No creíste en mis ganas de hacer lo correcto esta vez? ¿Acaso no te pareció sincero mi deseo de salir de Ella y luchar a su lado? ¿No te pareció suficiente el sentimiento incondicional que le profesaba? O es que, carajo, ¿era tanta tu urgencia por presentarte frente a él, hacerme a un lado, tomar mi lugar y ofrecerle un universo de nocivas posibilidades, que no pudiste esperar  un poco… o para siempre?
¿Cómo te atreves? Permití que fueras parte de nuestras vidas, elemento clave, definición perfecta de lo que nos hacía dintintos. Incuso cuidaba mi decir, mi hacer, mi pensar por no hacerte daño… y definitivamente me parecías de todas, la más hermosa… ingrata, tan embelesada me tenías, que me fue imposible notar las heridas que me causaba venerarte tanto…
¿De lo bueno, poco? Says who? Go tell her!
Mira lo que has hecho, yo no quiero nada de ti, Libertad Inmunda.

14.12.10

Milagro de Abril

Entra, deja y camina por los mismos mosaicos, uno en el centro, uno por la línea… alternando como ayer, sin pensar y sin errar…
Encuentra las miradas de una y la otra, las mujeres de su vida,  sonríe ligeramente y ahora sus ojos hacia la primera pared que se ve desde la ventana donde se recarga. Mantenerse ahí, así, es como darle la razón a su pasado; la derecha en cambio, indica aceptar el ahora, el justo ahora. Pero a pedir de nuestra autonomía… mirar hacia un lado o el otro resulta en lo mismo, exactos caminos opuestos. Se ha vuelto una víctima forzada de sus propias decisiones y se se burla de  de vez en cuando sufriendo por lo determinante de sus actos pasados, sin reparar en lo digna que no es de esas lágrimas que ya no derrama…
Ha superado, como pocas cosas, la frustración de aquello que la hacía enfadar, ¿se acordará qué era? casi puede ver esa risa inocentemente burlona, y esa mirada que desnudaba la mente y sólo dejaba cabida al pensamiento de siempre: Tendrá razón. Tonta. ¡Siempre se la diste! y ahora te emocionas, pensando en excelentes argumentos para demostrarle que así es, en el escenario de una discusión que ya no recuerdan, una que terminó hace años, seguramente con su amor en un abrazo… Niña, niña… nunca fue con el afán de joderte la vida.

Regresa, que cierres la ventana, porque hace frío.

Quién sabe tú, al menos ella sí se acuerda… al llegar a casa y caminar los mosaicos y de vez en cuando contemplar el paisaje que ya no admiras. Cruza sus brazos, se ausenta un instante y piensa… en el aliento de cada palabra y la falsa frialdad de cada caricia, a veces en tu vida paralela llena de éxitos y mil peldaños, a veces en las rosas del camerino, las que nunca llegarán, porque dudo que lo tenga; pero la querías... no es pregunta, yo sé que la querías. Por eso no puedo culparte, aventurero de las palabras, los hombres como tú crecen y andan tan lejos como llegan sus sueños, y tú además, benévolo desvergonzado, seguro sonríes a sabiendas de que no le diste una sola razón para guardarte rencor, para evitar recordarte y revivir el innegable encanto de sus días contigo... con Ella.

Monstruo, siempre miraste más allá… siempre quise quedarme… a cerrar la ventana y escuchar los relatos de las mujeres de mi vida.